Algolagnia
Cómo duele tañer candidación
con la cabeza lamentando toda
con mis manos ocultando sola, cada
manantial en mis ojos, la pasión
de mi voz cayendo en cada escalón
de mi melena en agua de cascada
de mi llanto buscando su mirada,
de mis manos temblando ¡hasta cuándo!
¿Cómo dejar de llorar sin dejar
de ser su mujer? Ahora que siento
atravesando su perdón llorador,
ahora que la histeria de la bestia
remansa dormida desnatural,
su piel me espera y yo no sé.