I
Después de reír voz cuculí de Ica
de amar a los hijos que no tenías
con toda tu luz en la calle Lima
bajo la cruz que atamos a tu espalda
después que la tierra tembló, después
de ver tu casa destruida, después
que el trabajo te dejó la vejez
de paz reír llorar mi amor mi vida,
tu mirada se detuvo en tu falda
sin buscar en el cielo la esmeralda
oculta en tu memoria se perdía.
Entonces los hijos que no tenías
juntos, te recordaron, te llamaron
cuando ya no podías responderles.
II
A escondidas dijeron ¡a escondidas!
los hijos de los hijos que se amaron,
los padres de los hijos que dejaron,
los esposos de esposas maltratadas.
Pero tú ya no puedes responder
sin vencer a la sombra que separa
la conciencia disipada en tu fas
la sonrisa confusa de tu ser
haciendo el sendero de la ansiedad
hacia la edad de perder la memoria
hasta desaparecer en la gloria
de volver a la niña que corría
del campo a la cocina que esperaba
la mesa del abuelo que servías.